Si acostumbras a regalar en Navidad, seguro que ya estarás buscando ideas. Pensar en el qué y para quién puede llegar a ser estresante. Original, útil, sorprendente,… Párate unos minutos y recuerda que es lo que más se pide justo en esta Navidad.
¿Ya lo sabes? ¡Claro! Lo mejor que puedes regalar a quienes quieres es salud y bienestar.
En un año tan atípico como éste le hemos dado la vuelta a casi todo lo que dábamos por hecho. De repente, dejamos de vernos, de tocarnos y de abrazarnos para aislarnos y acostumbrarnos a la incertidumbre.
Los seres humanos somos sociales y necesitamos interactuar entre nosotros. La pandemia nos ha trastocado la manera de trabajar y nuestro ocio. Nuestra forma de vivir se ha desvirtuado con la pérdida de hábitos y rutinas y echamos en falta el contacto.
Índice
Sed de piel
Así es como los psicólogos denominan la necesidad humana del contacto físico. La piel, ese traje dérmico que nos conecta con el mundo y también con nosotros mismos, es el órgano más extenso del cuerpo humano.
Cada centímetro cuadrado de piel contiene cinco mil receptores táctiles que envían impulsos nerviosos al cerebro desencadenando efectos psicológicos y fisiológicos.
Como usuarios del masaje y/o como quiromasajistas, conocemos las beneficiosas consecuencias que se obtienen tras una sesión de masaje. Y es que, más allá del tipo de masaje que se reciba, el cuerpo y la mente agradecen ser atendidos y cuidados por unas manos que saben escuchar la piel.
Regala instantes mágicos
La falta de contacto físico ha sido objeto de muchos estudios y sus perniciosos efectos son de sobra conocidos:
- estado de alerta continuo
- ansiedad, estrés y depresión
- dificultad para expresar sentimientos
- postura corporal rígida
- bajada de defensas en el sistema inmunitario
- agravamiento de las afecciones neurológicas y cardiovasculares
El masaje es fundamental para retomar la conciencia del cuerpo, relajarse y dejar fluir las emociones.
Cuando regalas una sesión de masaje regalas un reencuentro con la propia piel, un tiempo inestimable para respirar y renovarse con un cuidado exquisito y perdurable.
El masaje idóneo para cada uno
Piensa en la persona a la que quieres cuidar: ¿Qué necesita? ¿Cómo se encuentra? ¿Es alguien habituado a la rutina de masaje o es la primera vez?
Responde estas preguntas y encuentra el masaje más apropiado.
Masajes del mundo
Diferentes culturas nos ofrecen sus protocolos de masaje que son fruto de prácticas y tradiciones antiquísimas. Cada uno de ellos es un verdadero viaje sensorial.
Masaje balinés
Regala una experiencia exótica que combina la aromaterapia con presiones y estiramientos suaves para lograr una relajación profunda y un gran bienestar. El masaje balinés es ideal para reducir el estrés, activar la circulación sanguínea y mejorar la calidad del sueño.
Masaje tailandés
Esta terapia, que forma parte de la medicina ayurvédica, se considera patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco.
Combinando diferentes técnicas y manipulaciones, el masaje tailandés – conocido como el yoga para perezosos – que se efectúa sin ningún tipo de loción y con el usuario situado en un futón, se aplica de pies a cabeza.
Sus beneficios son cuantiosos: mejora la postura y la flexibilidad, activa el sistema linfático y sanguíneo y regula el estado anímico, armonizando cuerpo y mente.
Masaje lomi – lomi
Este masaje de origen hawaiano se entiende desde una perspectiva holística que busca el equilibrio de las partes física, mental y espiritual que conforma a la persona.
Los movimientos profundos y el ritmo de las presiones que el profesional aplica con las manos, los antebrazos y los codos logran una profunda relajación liberando las tensiones acumuladas.
Masaje con pindas
¿Has pensado en regalar un masaje diferente? Sorprende con una experiencia distinta a quien ya conoce los beneficios del masaje. Este masaje se practica con unos saquitos de tela rellenos de semillas, flores o hierbas. Combina las técnicas de masaje con las benéficas propiedades de las plantas.
Masaje con piedras calientes
La combinación de protocolos de piedras calientes con un masaje de cuerpo completo proporciona una experiencia muy curativa y efectiva.
Hay muchos otros tipos de masaje que se acompañan de elementos como velas, cañas de bambú, rodillos o chocolate y descubrirlos es todo un placer.
Masaje kobido
Encaremos la nueva normalidad viéndonos bien y sintiéndonos mejor. Un bono de estos masajes se agradece en cuerpo y alma. Kobido es un concepto japonés que se traduce como camino antiguo de la belleza y es el nombre que recibe este tipo de masaje facial cuyo efecto abarca mucho más que el aspecto meramente estético.
Masaje anticelulítico
Aunque es un top de los tratamientos estéticos, este masaje – practicado por un profesional formado en el quiromasaje – evita varias disfunciones en el organismo.
Drenaje linfático
El regalo perfecto para esa persona que presenta un problema de retención de líquidos e inflamación. El drenaje linfático manual es un masaje suave que activa la circulación linfática y la eliminación de toxinas.
Como ves, hay un masaje para cada tipo de persona y necesidad. Cuando regalas un masaje regalas una experiencia única.
Sugerencias para profesionales
Aunque todos nosotros vamos a pasar una Navidad atípica, desde nuestro centro de bienestar podemos ayudar a nuestros clientes a encontrar el regalo perfecto para sus seres queridos.
Prepara y consigue un cálido y relajante ambiente navideño. Decora tu centro con sutiles detalles propios de la época, sin recargar demasiado. Unas ramas de eucalipto, muérdago y hojas de pino enlazadas con cinta roja o unas velas aromáticas con fragancias de canela y jengibre son perfectas para ello.
Dale a tus clientes una cálida bienvenida con una infusión calentita y ten algún pequeño detalle con ellos al terminar la sesión como un saquito de semillas, que puedes hacer tú, o una vela perfumada.
Ofrece bonos y packs para regalar en forma de bonitas tarjetas con algún motivo navideño. No olvides que el regalo empieza con la forma de presentarlo.
Esta Navidad, más que nunca, el mejor regalo son tus manos.
“Lo más profundo de nosotros mismos es nuestra superficie»
(Paul Valéry, poeta francés)