El esguince de tobillo es, con diferencia, la lesión más frecuente de esta articulación que nos permite caminar, correr, saltar y cambiar el peso del cuerpo, manteniendo la estabilidad al desplazarnos.
En este artículo repasamos la anatomía del tobillo y profundizamos en cómo ayuda el masaje en la recuperación tras un esguince.
Índice
Breve repaso anatómico del tobillo
El tobillo está formado por la unión de la tibia, cuyo epífisis distal por su cara interna forma el maléolo medial, el peroné, cuya epífisis distal por su cara externa forma el maléolo lateral, y el astrágalo, el hueso del tarso cuyo cuerpo articula con la tibia y el peroné por una parte y con el hueso calcáneo por otra. A su vez, la cabeza del astrágalo se articula con el hueso escafoides.
Aunque, desde una perspectiva funcional, el tobillo es una sola articulación, estructuralmente el tobillo está formado por dos articulaciones:
- Articulación tibioperoneoastragalina. Las superficies articulares son las extremidades distales de la tibia y el peroné y la tróclea del astrágalo. El tipo de articulación es una trocleartrosis y los movimientos que posibilita son la flexión dorsal y la flexión plantar.
- Articulación subastragalina. Las superficies articulares son la cara inferior del astrágalo y la cara superior del calcáneo. El tipo de articulación es una artrodia y el movimiento es de deslizamiento lateral (inversión y eversión).
Los siguientes ligamentos se encargan de proporcionar estabilidad al conjunto articular:
- Ligamento lateral externo del pie. Formado por tres haces:
- peroneo-astragalino anterior
- peroneo-astragalino posterior
- peroneo-calcáneo
- Ligamento lateral interno del pie o deltoideo. Formado por cuatro haces:
- tibio-astragalino anterior
- tibio-astragalino posterior
- tibio-calcáneo
- tibio-escafoideo
Varios músculos y tendones actúan sobre la articulación permitiendo determinados grados de movimiento. Son los músculos gastrocnemio, sóleo, flexor largo de los dedos, flexor largo del dedo gordo, peroneos, tibial anterior y tibial posterior.
En bipedestación, el tobillo se encuentra en posición neutra, formando un ángulo de 90º entre la pierna y el pie. Los músculos sóleo y gastrocnemios contrarrestan la presión que ejerce el peso del cuerpo sobre la articulación y mantienen la estabilidad.
Lesiones más habituales del tobillo
Como hemos comentado, el esguince de tobillo es la lesión más habitual y que explicaremos a continuación.
Otras lesiones que afectan al tobillo son la fractura, cuando se rompen uno o más huesos de los que forman la articulación. Esta lesión puede producirse, por ejemplo, con una caída o un golpe, o también por estrés óseo debido a uso excesivo y sobrecargas.
La tendinitis de tobillo es la inflamación de los tendones situados alrededor de la articulación del tobillo debido a los movimientos repetitivos, el sobreuso, la sobrecarga o un defecto en la biomecánica del pie.
Otras lesiones y condiciones que afectan al tobillo son el síndrome del seno del tarso, la osteoartritis de tobillo, la inestabilidad crónica de tobillo y la rotura del tendón de Aquiles.
Esguince de tobillo
Los esguinces del tobillo son lesiones que ocurren cuando los ligamentos de esta articulación se distienden de forma excesiva o se desgarran. La gravedad de la lesión se clasifica en tres grados:
- Primer grado. Es el nivel más leve de la lesión. Se trata de una distensión parcial de los ligamentos, sin rotura de fibras.
- Segundo grado. En este caso, la distensión del ligamento es más significativa y presenta un porcentaje entre el 25% y el 60% de rotura de fibras.
- Tercer grado. Es el nivel más grave, con una rotura casi total o completa de las fibras, entre el 70% y el 100% de las mismas. En la mayoría de los casos, requiere una intervención quirúrgica.
Factores que aumentan el riesgo de un esguince de tobillo
Cualquiera de nosotros puede sufrir un esguince de tobillo. No obstante, hay circunstancias que aumentan el riesgo de que ocurra:
- Caminar sobre terrenos irregulares como superficies desniveladas, pendientes y suelos arenosos o pedregosos, entre otros.
- Usar un calzado inadecuado que no ofrezca el soporte apropiado.
- Embarazo. Durante la gestación, la producción de hormonas como la oxitocina promueven la laxitud de los tejidos, incluidos los ligamentos.
- Hiperlaxitud articular. De forma natural, las articulaciones presentan un mayor rango de movimiento debido a la mayor elasticidad de los ligamentos. Es una condición más habitual entre las mujeres.
- Practicar deportes que implican saltos, giros y cambios bruscos de dirección.
Signos y síntomas del esguince de tobillo
La sintomatología del esguince de tobillo aparece de forma inmediata tras producirse la lesión. En función del grado de la misma varía la intensidad de los signos que la evidencian.
El esguince de tobillo se caracteriza por un dolor profundo y lacerante, localizado en la cara lateral del tobillo y el pie especialmente al intentar realizar determinados movimientos. El dolor se acompaña de inflamación, edema y, en los casos moderados o graves, hematomas debidos al sangrado interno en los tejidos.
Cómo ayuda el masaje a la recuperación tras un esguince de tobillo
La práctica del masaje, en el momento adecuado de la recuperación, contribuye a aliviar el dolor, reducir la inflamación y restablecer la funcionalidad de la articulación.
Durante la fase aguda, que comprende el periodo de 48 a 72 horas tras la lesión, no debe aplicarse masaje. En esta fase debe seguirse el protocolo R.I.C.E. (Rest, Ice, Compression, Elevation): reposo, hielo, compresión, elevación.
Unos días después de la lesión y tras la fase aguda, el objetivo es reducir la inflamación y el hematoma.
- Un masaje suave de amasamiento drenante ayuda a evacuar el líquido y la sangre acumulados en el área afectada, realizando leves movimientos de presión y deslizamiento hacia la pierna, siempre respetando el umbral de dolor y reduciendo la presión, si es necesario.
- Asimismo, pueden aplicarse tracciones suaves hacia abajo para descargar la articulación y los ligamentos. Tras ello, es conveniente utilizar criomasaje para controlar la inflamación y el dolor.
En la fase de recuperación, cuando la inflamación aguda ha disminuido, el enfoque del masaje cambia y se enfoca en la mejora de la cicatrización y la recuperación de la funcionalidad.
- El masaje transverso profundo (Cyriax) es clave para mejorar la calidad de la cicatrización, reorganizando las fibras del ligamento lesionado. Se aplica con una presión moderada y constante, en dirección transversal a las fibras del ligamento afectado con el fin de romper posibles adherencias y promover la correcta alineación de las nuevas fibras.
- Para mantener la flexibilidad y evitar la rigidez, el terapeuta empezará a practicar movilizaciones pasivas y activas del tobillo y el pie, siempre de manera suave y progresiva.
Beneficios del masaje después de un esguince de tobillo
El masaje es un valioso complemento en el plan de recuperación y rehabilitación tras un esguince de tobillo. Siempre debe practicarlo un profesional, formado en las técnicas más adecuadas a cada fase de la lesión, para evitar complicaciones y conseguir los beneficios que aporta su práctica:
- Alivio del dolor. El masaje estimula la circulación sanguínea, reduciendo la inflamación y promoviendo la recuperación del área afectada. Además, la práctica del masaje estimula la liberación de endorfinas, sustancias que actúan como analgésicos naturales, aliviando el dolor y disminuyendo la sensación de malestar.
- Disminución de la inflamación. La inflamación es una respuesta protectora del organismo ante una lesión u otro tipo de agresión. Sin embargo, puede ser incómoda, dolorosa y limitante. El masaje contribuye a disminuir la inflamación al estimular la circulación y facilitar el drenaje.
- Mejoría de la movilidad. El masaje favorece la recuperación de la flexibilidad y la movilidad articular. La práctica del masaje en los músculos y tejidos blandos cercanas al área lesionada ayuda a incrementar la amplitud de movimiento y a prevenir la rigidez.
El masaje se complementa con ejercicios de potenciación del pie para fortalecer los músculos y mejorar la estabilidad de la articulación. De este modo, se acelera la recuperación y se previenen futuras lesiones. Otras consideraciones recomendables son la aplicación de kinesiotape, el uso de vendaje normal compresivo para caminar, así como un calzado cómodo y adecuado y una plantilla de descarga.
Los médicos tienen que ser expertos en muchas cosas, pero especialmente en anatripsia, el arte de la fricción, porque el masaje puede ajustar una articulación que esté demasiado suelta o relajar otra que esté demasiado rígida». (Hipócrates – Médico griego del siglo V a. C, considerado el padre de la medicina occidental).
