Los pies son la base que sostiene todo el peso de nuestro cuerpo y gracias a ellos podemos caminar y movernos de un lado a otro. Sin embargo, no siempre les prestamos la atención que merecen y, muchas veces, solo nos acordamos de ellos cuando nos duelen.
Incluirlos en nuestra rutina cotidiana de cuidado y dedicarles los mimos de un buen masaje no solo beneficia a nuestros pies sino a todo el organismo. Te lo contamos.
Índice
8 beneficios que aporta el masaje podal
Son muchos los beneficios que nos aporta un buen masaje en los pies. Un importante estudio de la Universidad Estatal de Michigan sobre reflexología y quimioterapia establece que esta práctica mejora en un 10% la función física de las mujeres que se someten a quimioterapia para el cáncer de mama en etapas avanzadas.
También se ha investigado el efecto de la reflexología podal para aliviar la sintomatología asociada a patologías neurodegenerativas tales como el Parkinson, la esclerosis múltiple, la distrofia muscular, la espondilosis anquilosante o la fibrosis quística con resultados positivos.
Incluir el masaje de pies en nuestra rutina de cuidado es una buena manera de cuidarnos. Te contamos por qué.
- Mejora la tensión arterial. El masaje podal contribuye a bajar la presión arterial sistólica.
- Nos relaja. ¿A quién no le apetece un buen masaje en los pies? Además de aliviar las molestias por estar muchas horas de pie, andando de acá para allá, encajonados en unos zapatos, el efecto de este masaje se deja sentir en todo el organismo, logrando rebajar los niveles de estrés y cansancio propios de nuestro día a día.
- Refuerza el sistema inmune. El estrés activa la producción de cortisol y epinefrina. Niveles elevados de estas hormonas están relacionados con la disminución del número de linfocitos que son los encargados de crear anticuerpos para combatir los diversos agentes patógenos. Cuando el organismo comienza a normalizar un grado alto de estrés, el sistema inmune se debilita y cada vez es más difícil recuperar una buena función inmunitaria.
- Mejora la circulación. El masaje podal estimula el retorno venoso y alivia los síntomas de pesadez y fatiga en pies y piernas.
- Disminuye la hinchazón de piernas y pies. Son muchos factores que pueden causar edema en pies y tobillos, desde pasar muchas horas de pie o usar un mal calzado hasta cambios hormonales o temperaturas elevadas. Un buen masaje disminuye la retención de líquidos y mitiga el malestar.
- Ayuda a descansar mejor. Dar el masaje en los pies antes de acostarse conlleva un beneficio añadido a todos los demás ya que ayuda a conciliar el sueño y promueve un sueño profundo y reparador.
- Atenúa diversas dolencias. Masajear los pies actúa sobre ciertos puntos que alivian molestias habituales como el síndrome premenstrual o las cefaleas.
- Mejora el estado de la piel. El masaje tonifica y nutre los tejidos, estimulando la circulación y drenando toxinas. Las maniobras que efectuamos actúan sobre la piel tanto a nivel estético como fisiológico, con efectos a medio y largo plazo.
Pasos para dar un buen masaje en los pies
Aunque no seas profesional del masaje, puedes dar un buen masaje relajante que aporte un plus de bienestar a quien tú quieras. Te marcamos los pasos:
- Siéntate en un lugar cómodo y coloca en tu regazo los pies de la persona que va a recibir el masaje; bajo las rodillas de ésta hay que colocar un cojín para que no quede hueco vacío.
- Con los pulgares de ambas manos por encima y el resto de dedos por debajo del pie, desliza los dedos por el empeine, desde el centro al exterior.
- Coge la punta del pie con una mano sosteniendo el talón con la otra y dóblalo hacia arriba manteniendo unos segundos. Haz la misma maniobra hacia abajo.
- A continuación, mueve el pie hacia uno y otro lado.
- Seguidamente, estira, con cuidado, cada uno de los dedos.
- Masajea la planta del pie efectuando movimientos circulares con los pulgares o con el puño.
- Acaba masajeando todo el pie desde los dedos hasta el tobillo.
- Repite las maniobras con el otro pie.
Cuando lleves a cabo el masaje, debes efectuar una cierta presión aunque siempre evitando provocar ningún tipo de dolor. Utiliza crema o aceite para poder realizar las maniobras.
Automasaje de pies
Te explicamos también cómo practicar un automasaje de pies. A falta de otras manos, puedes utilizar una pelota de goma, mejor con púas, o una de tenis.
- Siéntate en una silla o sillón y sitúa ambos pies sobre el suelo.
- Sitúa la pelota bajo una de las plantas y muévela hacia adelante y hacia atrás y también realizando círculos y presionando la pelota contra el suelo.
- Repite con el otro pie.
También puedes realizar un automasaje con tus manos.
- Presiona con los pulgares desde el talón hacia los dedos del pie.
- Desliza los nudillos por la planta del pie con una cierta presión.
- Estira con cuidado cada uno de los dedos.
- Con ambas manos, gira el pie primero hacia un lado y luego hacia el otro.
- Sujeta el talón con una mano y con la otra lleva los dedos hacia arriba y luego hacia abajo.
- Masajea todo el pie.
- Repite con el otro pie.
Potencia el efecto del masaje con aceites esenciales
Te indicamos algunos de los aceites esenciales que puedes utilizar para aprovechar aún más los beneficios del masaje podal.
- Aceite esencial de lavanda. Tiene propiedades relajantes, antisépticas y alivia los dolores reumáticos.
- Aceite esencial de limón. Tiene propiedades antivirales y antiinflamatorias. Utilízalo esos días en que los pies están cansados e hinchados.
- Aceite esencial de romero. Favorece la circulación y fortalece los tejidos.
- Aceite esencial de menta. Tiene propiedades refrescantes y previene el pie de atleta.
- Aceite esencial de rosa mosqueta. Tiene propiedades regenerativas e hidratantes.
Para usarlos bien, vierte cinco o seis gotas en un poco de crema hidratante o aceite base, como el de almendras dulces, de coco, de oliva, de sésamo, de jojoba o de pepita de uva. Estos aceites se consideran neutros.
Si quieres un plus de cuidado, tras el masaje ponte unos calcetines de algodón y duerme con ellos. Un lujo.
¿Has probado alguna vez la reflexología podal? Esta técnica milenaria consiste en la aplicación de presiones y fricciones sobre puntos concretos de los pies, llamados zonas de reflejo, que corresponden a distintas zonas del cuerpo. El masaje actúa sobre estas zonas de forma refleja.
Regálate o regala una sesión de reflexología podal y cuida tu organismo y, por supuesto, tus pies.
El pie humano es una obra maestra de ingeniería y una obra de arte»
(Leonardo Da Vinci)