Los trastornos del espectro autista (TEA) afectan a uno de cada 160 niños, según datos de la Organización Mundial de la Salud. El diagnóstico de un TEA es difícil de asumir por parte de las familias que se enfrentan a un escenario hasta entonces desconocido. Diversos estudios sobre la eficacia del quiromasaje recogen datos que indican que esta terapia tiene beneficios sobre el desarrollo motor y la sensibilidad sensorial.
Índice
Qué son los trastornos del espectro autista (TEA)
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) abarcan diversas disfunciones neurológicas cuyas manifestaciones son muy variadas en cuanto al tipo, la edad en la que aparecen y la gravedad de las mismas. Antiguamente, estos trastornos se clasificaban en diferentes patologías (Autismo clásico, Síndrome de Rett, Síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil y trastorno generalizado del desarrollo no especificado), pero dada la superposición de alteraciones entre ellos, se dejó de utilizar esta terminología para pasar a determinar a casi todos estos trastornos como Trastornos del Espectro Autista, excepto para el Síndrome de Rett, pues es un trastorno genético distinto.
Los TEA se engloban en los trastornos del neurodesarrollo que también comprenden el mencionado Síndrome de Rett, el Trastorno de déficit de atención/hiperactividad, la discapacidad intelectual y las dificultades del aprendizaje, como la dislexia.
Además, hay que tener en cuenta que no existen dos TEA iguales. Cada persona afectada presenta características propias asociadas a estos trastornos. Es una patología extremadamente compleja cuya causa se presume multifactorial, con prevalencia de los factores genéticos y posibles factores ambientales que puedan causar alteraciones cerebrales. Diversos estudios investigan la asociación de anomalías genéticas como el síndrome de Down y los TEA. Otras investigaciones establecen también factores de riesgo como el nacimiento prematuro extremo o las infecciones prenatales como el citomegalovirus o la rubéola.
El diagnóstico se basa en la observación, la información aportada por los padres o cuidadores del niño y en la realización de pruebas de cribado específicas y estandarizadas. La sintomatología suele aparecer en los primeros veinticuatro meses de vida, aunque, en los casos leves, pueden no apreciarse hasta la escolarización. En todos los casos, las áreas afectadas son:
- Comunicación verbal y no verbal
- Interacción social
- Comportamiento e intereses
- Respuesta a los estímulos
Cómo responden los afectados con TEA al estímulo táctil
En este artículo queremos abordar los beneficios del masaje para niños con TEA. Por ello, desarrollamos concretamente la respuesta al estímulo táctil, sin que por ello no haya que considerar el resto de los síntomas y signos, pues la respuesta del niño está condicionada por todos ellos.
La respuesta a los estímulos táctiles, al igual que al resto de sentidos, es consecuente al procesamiento de la información.
La idea de que los cerebros de algunas personas no pueden interpretar adecuadamente lo que sienten cuando les tocan o ellas tocan algo fue desarrollada por vez primera por la terapeuta ocupacional Jean Ayres, quien junto a los cinco sentidos clásicos (tacto, oído, gusto, olfato y vista) tenía en cuenta el sentido (sistema) propioceptivo y el sentido (sistema) vestibular.
El sistema propioceptivo recibe las sensaciones (estímulos) a través de los músculos, tendones y articulaciones y se encarga de:
- La información sobre la posición de nuestro cuerpo en el espacio
- La capacidad y conciencia de sentir nuestro cuerpo en movimiento y en reposo
- La competencia para llevar a cabo una acción motora
- La regulación de la fuerza que se ejerce
El sistema vestibular recibe las sensaciones a través del oído interno y se encarga de:
- El control y movimiento de la cabeza y el cuerpo respecto a la fuerza de la gravedad
- La coordinación de los movimientos
- La postura y el equilibrio
- La conciencia corporal y la interpretación de los movimientos (dirección, ritmo y velocidad)
- El estado de alerta
Las disfunciones sensoriales en uno o en los dos sistemas puede dar lugar a:
- Desregulación emocional
- Pérdida de equilibrio
- Lentitud en la actividad física
- Dificultad en la motricidad fina y gruesa
- Miedo a las alturas
- Arrastrarse o chocar contra el suelo, las paredes o los objetos
- Dejarse caer
- Necesidad de movimiento constante, balanceo o dar vueltas sobre sí mismo
- Caminar de puntillas
- Dificultad para permanecer sentado
- Rechazo al lavarse o cortarse el pelo o las uñas
- Problemas para alimentarse
- Problemas para usar el wc
- Morder o golpear a los demás o a sí mismo
La incapacidad de procesar adecuadamente la información táctil es habitual en los niños con TEA, tanto por hiper como por hiposensibilidad:
- La hipersensibilidad táctil se define también como defensividad táctil. En estos casos, el contacto se percibe como molesto o doloroso y, en consecuencia, los niños afectados rechazan los abrazos o los besos, se sienten incómodos con la ropa que llevan y presentan dificultades en la alimentación.
- La hiposensibilidad táctil es la dificultad para reconocer y discriminar un contacto. En este caso, la persona no está segura de percibir el estímulo táctil, tanto si recibe el contacto como si es ella misma quien toca algo, y tampoco sabe interpretar cómo es el contacto (suave, áspero, liso, blando o duro…,). También está condición se refleja en la conducta de los niños que la padecen, manifestando, por ejemplo, una baja reacción a la temperatura o al dolor.
Consecuencias del inadecuado proceso de la información sensorial
La disfunción táctil y la falta de una correcta interpretación sensorial desde temprana edad afecta a la creación del vínculo afectivo entre los padres y el niño. La teoría del apego desarrollada por el psiquiatra y psicoanalista inglés John Bowlby establece que el tipo de apego que se establece desde la más temprana niñez con los padres o cuidadores es determinante en el desarrollo de la personalidad y define la valoración sobre uno mismo y la capacidad de merecer afecto.
A continuación esbozamos otras consecuencias de las disfunciones neurológicas que también se benefician de los efectos del quiromasaje:
Los niños con TEA suelen sufrir altos niveles de estrés y ansiedad debido al desarrollo de un comportamiento obsesivo, repetitivo y muy restrictivo, con muy poca tolerancia a algún cambio en sus rutinas o rituales.
Los niños afectados por TEA pueden adolecer de molestias musculares crónicas ante la dificultad de regular su sistema sensorial.
Por qué el quiromasaje contribuye a mejorar la calidad de vida de los niños con TEA
La práctica del quiromasaje y otras terapias de contacto ha mostrado su efectividad en la mejora del bienestar de los niños con TEA. Estos son los motivos:
- El masaje estimula el sistema nervioso parasimpático del niño aportando calma a su estado emocional. Aminoran los niveles de estrés y ansiedad y se reduce la liberación de hormonas como el cortisol, causante de problemas físicos y psicológicos.
- Realizar un masaje diariamente y a la misma hora, por ejemplo, un poco antes de acostarse, lo convierte en una rutina y será mejor aceptado por el niño.
- El masaje, realizado por uno de los padres o cuidadores en un ambiente seguro y familiar, refuerza el vínculo afectivo, posibilitando un mayor acercamiento y apego, mejorando el bienestar de todos. Muchos niños, no capaces de comunicarse verbalmente, expresan con señales y gestos que es el momento del masaje.
- Algunas investigaciones relacionan la práctica habitual del masaje en niños con TEA con una mejora del proceso de información sensorial, así como de la sociabilidad y de la autorregulación de la irritabilidad y la agresividad.
- El masaje es muy eficaz para aliviar la constante tensión muscular de los niños con TEA. La acción del masaje contribuye a la mayor producción y liberación de hormonas que inducen a la relajación y a un mejor descanso nocturno.
- La técnica de masaje ayuda a una mejoría de la movilidad articular y la coordinación del movimiento. También contribuye a incrementar la capacidad de atención y de concentración del niño.
Cómo lograr que el niño acepte el masaje
Cualquier intento de acercamiento y contacto físico hacia un niño con TEA debe realizarse desde la paciencia y la comprensión de estos trastornos y lo que significan.
En principio, los padres pueden intentar integrar el masaje en alguna de las rutinas ya establecidas. Por ejemplo, al ayudarle a realizar su rutina de ejercicios. Ha de ser un toque leve y suave durante un tiempo corto.
Conforme el niño se habitúe a la nueva rutina, se alargará, poco a poco, el tiempo de masaje y se realizará en todo el cuerpo, evitando demorarse demasiado en la cabeza para no sobreestimular los nervios sensoriales.
Dado que el sentido del tacto es especialmente relevante en los niños con TEA, el masaje es una terapia que puede ayudarles a mejorar el procesamiento de la información sensorial y la interacción social.
“Ser padre y madre de autista es interpretar las miradas y entender el silencio” Gretchen Stripp (madre de un niño con TEA)