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Protocolo del masaje relajante de espalda

13 mayo, 2020

No todo el mundo que precisa de un protocolo de quiromasaje en la espalda tiene las mismas necesidades. El quiromasajista, como profesional, variará sus objetivos para trabajar esta zona del cuerpo, que es habitualmente la más solicitada por los usuarios.

El masaje relajante es el protocolo más demandado por los usuarios. En él, vamos a utilizar una representación muy amplia de todas las maniobras que forman el conjunto de la técnica de quiromasaje.

Índice

  • Maniobras preparatorias del masaje relajante
    • Fricciones
      • ¿Cuánto tiempo dedicar a las fricciones?
  • Maniobras esenciales
    • Amasamientos
    • Presiones
    • Fricción profunda
    • Técnicas complementarias
  • Finalización del masaje de espalda
    • Artículos relacionados:

Maniobras preparatorias del masaje relajante

La intensidad del protocolo será tal y como nos permita el cliente. Debemos tener muy en cuenta los límites del dolor de cada persona y no llegar nunca a provocarlo. Variaremos la intensidad de las maniobras fundamentales en función de las sensaciones del usuario.

Fricciones

Comenzaremos, en primer lugar y, tras poner la crema, con las maniobras preparatorias. Las fricciones las realizaremos en posición perpendicular al usuario, de forma relajada, con las piernas ligeramente abiertas, las rodillas ligeramente flexionadas y la espalda rectificada.

Dividiremos las espalda en tres zonas: región lumbar, región dorsal baja y región dorsal alta. A continuación, dibujamos un centro en la columna, equidistante de cada uno de los bordes craneales y caudales de cada una de estas partes.

La palma de la mano debe estar cerrada, sobre el cuerpo. La mano libre hará una presa fija en la muñeca de la primera. Ahora, comenzamos con círculos pequeños y vamos abriendo el radio de la circunferencia que dibuja nuestra mano, hasta ocupar toda la anchura de esta parte de espalda. Empezamos en espalda baja en ascensión, para volver a bajar al llegar arriba.

A continuación, pasamos a posición oblicua, colocamos la punta de los dedos sobre un costado de la espalda y los desplazamos hasta el otro. Antes de que esa mano interrumpa el contacto con el cuerpo, introducimos la otra y vamos alternando ambas en las diferentes partes de la espalda. Es una maniobra que, igual que la anterior, comienza en la parte baja de la espalda y sube en dirección craneal.

Podemos aplicar una fricción más, en forma de ocho, oblicua. Esta maniobra se realiza cruzando las manos en la parte alta de la espalda y dibujando un ocho sobre la espalda del usuario. Al llegar a la cintura, volvemos a la posición inicial con un roce y repetimos.

¿Cuánto tiempo dedicar a las fricciones?

Depende del tiempo total que dediquemos al protocolo, ya que pueden durar desde 20 minutos a 1 hora. Lo normal es hacerlo hasta no más de 5 minutos. Estas maniobras debemos aplicarlas hasta que notemos que la temperatura de la piel ha aumentado, que es, junto a su componente analgésico y relajante, la finalidad de las mismas.

Maniobras esenciales

Amasamientos

Podemos comenzar las maniobras esenciales con un amasamiento palmodigital. El masajista siempre ha de ser generoso. Aunque se trata de un masaje de espalda, debemos trabajar también las extremidades superiores, en la parte alta de los brazos, la parte posterior del cuelo.

A continuación, trabajamos la parte superior de la espalda y la región dorsal y la lumbar. Debemos mantener un movimiento lento y profundo.

Podemos incorporar el amasamiento en S, de manera contralateral, ya que podemos jugar con el movimiento de nuestro cuerpo, realizando un vaivén para darle mayor intensidad. Se pueden intercambiar ambos amasamientos en función de la zona trabajada.

En una zona pequeña del cuerpo, enfrentaremos los cuatros últimos dedos al pulgar. Mientras que en zonas amplias usamos los mismos dedos, que se unen al talón de la mano.

Con el amasamiento digital trabajamos toda la parte posterior y lateral del cuello, la parte superior de la espalda, la parte superior de los brazos, la región dorsal y la lumbar.

Con el amasamiento nudillar, conseguimos profundizar más que en los anteriores. Esta maniobra también se puede aplicar en el cuello, utilizando pulgar y el índice. Debemos reforzar el trabajo de este amasamiento en el trabajo de los músculos paravertebrales.

Asímismo, podemos insistir en los músculos paravertebrales con el asamiento pulpo pulgar, con el que realizamos círculos excéntricos y alternos con la punta de los dedos pulgares. Trabajamos toda una franja de paravertebrales y otros músculos como los trapecios y romboides.

Presiones

Tras los amasamientos, iniciamos las presiones. Primero, de manera alterna, sobre la musculatura paravertebral, subiendo por un lado de la espalda y bajando por el otro.

Fricción profunda

Ahora, ya tenemos toda la zona preparada para aplicar las fricciones profundas sobre los paravertebrales con el talón de la mano. Hacemos varias pasadas. Y luego lo mismo con la punta de los cuatro últimos dedos y con los nudillos.

La fricción profunda es mejor aplicarla sobre los músculos que están en el hemidorso homolateral, el más próximo al masajista. De esta forma podemos trabajar más cerca del usuario y utilizar el desplazamiento del cuerpo para ejercer presión.

Técnicas complementarias

Con esto damos por finalizada la aplicación de técnicas esenciales. Y pasamos a las complementarias.

Con el pinzado rodado, despegamos el tejido conjuntivo, los diferentes estratos que hay por encima de la musculatura. Lo haremos de forma transversal y longitudinalmente, que suele ser más fácil en personas delgadas.

Llegado a este punto, podemos apreciar una hiperemia en toda la zona trabajada, por lo que puede interesar reducirla con un drenaje, que realizaremos por debajo del corazón, en dirección craneal, comenzando en la cintura.

Llegamos hasta las escápulas y repetimos. Para realizar el drenaje en la parte superior de la espalda, debemos cambiar nuestra ubicación a la parte delantera de la camilla, para mover las manos en dirección caudal.

Finalización del masaje de espalda

Para acabar de relajar, podemos emplear unas oscilaciones, vibraciones y pases, primero más profundos y luego superficiales. Con la persona totalmente relajada, termina el protocolo.

Ahora, para activar al usuario, podemos hacer unas perscusiones. En la región lumbar unos tecleteos y en la región dorsal, la percusión cóncava.

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