Solemos asociar el síndrome de las piernas cansadas a los meses del año con más calor. Sin embargo, también en invierno son muchas las personas que sufren los molestos síntomas que caracterizan esta afección. Durante los meses más fríos del año, acercar las piernas a fuentes artificiales de calor, como los calefactores, tiene efectos negativos en la circulación de retorno. Además, el invierno es una época más proclive a movernos menos y ser más sedentarios y a llevar una alimentación más contundente y rica en grasas para entrar en calor.
La fitoterapia, junto a la adquisición de hábitos favorables, es una gran aliada para mantener unas piernas ligeras durante todo el año.
Índice
Por qué duelen las piernas
En la inmensa mayoría de los casos la pesadez, el edema y la sensación de hormigueo y, en ocasiones, dolor en las piernas son debidos a problemas de circulación, concretamente, a la insuficiencia venosa.
La sangre rica en oxígeno sale del corazón a través de la arteria aorta y se distribuye por todo el cuerpo mediante el circuito arterial, aportando oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos. En las células tiene lugar la respiración celular y la sangre, pobre en oxígeno y cargada de CO2, vuelve al corazón mediante el circuito de venas que convergen en la vena cava que es la vena que entra en el corazón para volver a empezar.
Hablamos de insuficiencia venosa cuando las venas tienen dificultades para enviar la sangre de las piernas de retorno al corazón y, en consecuencia, queda retenida en las extremidades.
Las paredes de las venas disponen de miles de pequeñas válvulas, con un único movimiento direccional ascendente hacia el corazón, que se abren por la presión que ejerce la sangre y se cierran por efecto de la gravedad. De esta forma, abriendo y cerrando las válvulas, la sangre va ascendiendo por tramos, ayudada por la musculatura de las piernas.
Las venas de las piernas se encuentran situadas entre los músculos. Cuando activamos los músculos al caminar, correr o realizar algún tipo de actividad, se producen contracciones que comprimen las venas y contribuyen a hacer subir la sangre hacia el corazón. Todo lo contrario que el sedentarismo, que favorece la retención de líquidos.
Si alguna de las válvulas se altera y no se cierra adecuadamente, se produce el reflujo de la sangre en sentido descendente y se va acumulando en las venas más finas, los capilares, cuyas paredes van dilatándose hasta que se produce una extravasación de líquido a los tejidos circundantes y aparecen los síntomas de la insuficiencia venosa.
Causas principales de la insuficiencia venosa en las piernas
Una vez aparecen los primeros síntomas como la pesadez de las piernas, las molestias o unas iniciales arañas vasculares es recomendable empezar a poner remedio para evitar que se convierta en una insuficiencia venosa crónica. Esta patología no se cura y tampoco se para. La finalidad de los tratamientos convencionales, incluida la opción quirúrgica, es la de eliminar el daño producido e intentar ralentizar futuros efectos perjudiciales adoptando medidas y hábitos que favorezcan el correcto retorno venoso.
La razón principal es el componente genético: paredes venosas débiles y poco elásticas que dificultan el retorno y propician el estancamiento y la retención de la circulación sanguínea.
Además de la herencia, que es el motivo más habitual, hay otros factores que favorecen la insuficiencia venosa en las piernas:
- Las hormonas. Los cambios hormonales propios de etapas como el embarazo o la menopausia o el uso de anticonceptivos orales causan alteraciones en el sistema circulatorio. Por ello, la insuficiencia venosa ocurre cuatro veces más en las mujeres que en los hombres.
- La edad. Cuanto mayor es la persona, más probabilidades hay de sufrir esta patología.
- El sedentarismo. Los músculos de las piernas y de la planta del pie impulsan el ascenso de la sangre de retorno. Si no trabajamos con ellos y permanecemos muchas horas sentados o pie sin desplazarnos, no cumplen esta función.
- Exceso de peso u obesidad. La carga de más aumenta la presión sobre las venas de las extremidades inferiores y favorece la aparición de la insuficiencia venosa.
Sintomatología de la insuficiencia venosa en las piernas
Los síntomas de la insuficiencia venosa en las piernas son variados según el estadio de la misma. Algunas lesiones propias de la insuficiencia venosa crónica, como las telangiectasias o arañas vasculares no presentan síntomas y se quedan en un problema estético. No obstante, conviene prestarles atención y empezar a poner remedio para no agravar esta patología y dar paso a signos más severos.
Estos son los principales síntomas de la insuficiencia venosa:
- Hinchazón por acumulación de líquido en los tejidos de las piernas y tobillos.
- Sensación de pesadez, tirantez en las pantorrillas y molestias o dolor que empeora al estar de pie y mejora al elevar las piernas.
- Picazón y palpitaciones.
- Debilidad en las piernas.
- Aparición de arañas vasculares y venas varicosas.
- Varices, lesiones en la piel y úlceras.
- Engrosamiento y endurecimiento de la piel de piernas y tobillos (lipodermatoesclerosis)
Abordaje de la fitoterapia para la insuficiencia venosa de las piernas
La fitoterapia nos ofrece diversas soluciones basadas en plantas que poseen propiedades para fortalecer las paredes venosas y facilitar la circulación de retorno. Te indicamos varias de ellas.
- Castaño de Indias. Su composición en esculina, en la corteza, y escina, en las semillas, le confieren propiedades antiedematosas, antiinflamatorias y venotónicas que favorecen el riego sanguíneo y evitan su retención.
- Mirtilo. También llamado arándano europeo o arándano azul. De sus frutos frescos se obtienen los antocianósidos, unos flavonoides que disminuyen la fragilidad capilar y ejercen una potente acción protectora de la pared vascular.
- Rusco. Las saponinas que contiene en el rizoma o tallo horizontal lo hacen especialmente indicado para los trastornos circulatorios por sus propiedades antiinflamatorias, astringentes, calmantes y venotónicas.
- Ginkgo biloba. El nogal del Japón es una de las especies arbóreas más antiguas que existen y sus hojas se utilizan para tratar muchas afecciones distintas. El extracto de las hojas posee propiedades con acción venotónica que mejoran el flujo de la sangre y normaliza el tono venoso.
- Hamamelis virginiana. Este arbusto natural de Estados Unidos es rico en taninos y flavonoides que le conceden propiedades venotónicas, hemostáticas, antiinflamatorias y astringentes. Su uso contribuye a desinflamar y combatir la pesadez de las extremidades.
- Centella asiática o Gotu kola. Mejora la alteración del flujo sanguíneo, reduciendo la permeabilidad de los capilares y aportando elasticidad a la pared vascular que aumenta su resistencia. También es una ayuda para aminorar el molesto hormigueo y picor de las piernas.
- Vid roja. Contiene antocianósidos, como el mirtilo, con el que comparte la capacidad de aumentar la resistencia capilar y, por tanto, disminuir la permeabilidad y el edema.
Tu fitoterapeuta de confianza te indicará cual es el más apropiado y también el formato y la posología adecuados.
10 consejos para cuidar las piernas de forma natural
Adoptar hábitos adecuados junto a las soluciones naturales que nos ofrece la fitoterapia es una excelente forma de cuidar nuestras piernas y mantenerlas descansadas y sin problemas circulatorios.
Te damos algunos consejos:
- Activa la circulación con masajes.
- Al ducharte, aplica agua fría en las piernas.
- Evita pegar las piernas a los radiadores o las fuentes de calor.
- Haz ejercicio.
- Ves andando siempre que puedas.
- No permanezcas demasiadas horas sentado o de pie sin moverte.
- Bebe suficiente agua para estar bien hidratado.
- Evita prendas que aprieten y dificulten la circulación.
- Descansa con las piernas en alto.
- Sigue una alimentación saludable y rica en fibra.
Debemos volvernos a la naturaleza misma, a las observaciones del cuerpo en cuanto a salud y enfermedad, para aprender la verdad». (Hipócrates)