La definición del dolor es tan amplia como la percepción que cada uno de nosotros tiene del mismo. Todos hemos sentido dolor más de una vez y en muchas de esas ocasiones nos ha sido difícil explicarlo.
Es una experiencia totalmente subjetiva y enormemente compleja en la que inciden aspectos biológicos, psicológicos y sociales.
Índice
¿Qué es el dolor?
La definición de dolor más aceptada es la que ofrece la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y dice que «el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño.
El dolor es un proceso complejo controlado por el sistema nervioso. Las células nerviosas receptoras interpretan los estímulos y mandan un mensaje desde la médula espinal al cerebro.
A priori, el dolor es un mecanismo de defensa que da la voz de alarma para protegernos y evitar que nos causemos más daño. Pero el dolor puede dejar de protegernos y convertirse él mismo en la causa constante del malestar y cuando esto ocurre el dolor pasa a ser una enfermedad.
Clasificación del dolor
Existen diversos sistemas para clasificar el dolor en función según diversos parámetros. La IASP establece cinco ejes para determinar el tipo de dolor. Son los siguientes:
- La localización del dolor.
- La causa del dolor según el sistema relacionado: sistema nervioso central, sistema nervioso periférico y sistema nervioso autónomo / función psicológica y social del sistema nervioso central / sistema respiratorio y cardiovascular / sistema osteomuscular y tejido conjuntivo / sistema cutáneo, subcutáneo y glándulas asociadas, aparato genitourinario y gastrointestinal / sistemas desconocidos.
- Las características del dolor y el patrón de ocurrencia.
- La intensidad del dolor.
- La etiología del dolor.
En función de la causa podemos hablar de dolor nociceptivo, inflamatorio y neuropático.
- El dolor nociceptivo es una respuesta a estímulos que producen daño en órganos somáticos o viscerales (dolor articular, osteoartritis, lumbalgia o dolor postoperatorio).
- El dolor inflamatorio es causado por daño en los tejidos blandos del aparato locomotor. Conlleva una respuesta de rubor, calor e hinchazón que desaparece generalmente con la curación del mismo.
- El dolor neuropático se debe a lesiones o disfunciones del sistema nervioso somatosensitivo. El dolor surge a raíz de un daño o una enfermedad que afecta a cualquier parte del sistema nervioso central y/o periférico. A menudo, no se aprecian huellas físicas. La persona afectada lo describe como quemazón, hormigueo, dolor fulgurante o punzante. Es un dolor persistente que no suele responder a tratamientos convencionales y puede surgir tiempo después del daño sin que tenga un origen claro.
El dolor nociceptivo y el dolor neuropático puede ser agudo, menos de seis meses, o crónico, más de seis meses.
Dolor crónico: un día a día insoportable
Es un tipo de dolor muy complejo que no acaba cuando desaparece la causa de su aparición sino que persiste en el tiempo afectando la vida emocional, social y profesional del afectado que debe organizar su cotidianidad en torno al padecimiento.
Esta situación mantenida en el tiempo conlleva una disminución de la actividad y un deterioro del estado físico de la persona, provoca trastornos del apetito y del sueño y obliga a una medicación excesiva. Todo ello afecta al estado de ánimo con las consiguientes secuelas en el aspecto psicológico.
El dolor crónico crea un círculo vicioso que va cercando a la persona desencadenando episodios difíciles de soportar.
El quiromasaje mitiga el dolor crónico
El quiromasaje puede ayudar mucho a cambiar la situación y poder romper el círculo vicioso. Las diferentes técnicas actúan sobre los huesos, músculos y articulaciones y sobre el tejido conectivo proporcionando beneficios biomecánicos, fisiológicos, neurológicos y psicológicos.
Efecto de las técnicas de masaje aplicadas a personas con dolor crónico
Las maniobras acariciantes del effleurage, aplicadas con movimientos largos y deslizantes, ejerciendo distintos grados de presión, siempre sin causar dolor, liberan tensiones y aflojan nudos musculares estimulando la circulación sanguínea y aumentando la nutrición y oxigenación de los tejidos.
El masaje más profundo realizando amasamientos, fricciones y golpeteos logran una hiperemia y un aumento de la temperatura en la zona tratada por la liberación de histamina que activa los procesos de glucogenólisis y gluconeogénesis, reduciendo la fatiga y mejorando la respuesta neuromuscular.
Aumentan los niveles de endorfinas aliviando la sensación de dolor y logrando mayor relajación y un efecto anestesiante.
Beneficios del masaje para atenuar el dolor crónico
Los efectos que producen las maniobras del quiromasaje aportan múltiples beneficios para las personas aquejadas de dolor crónico.
El trabajo del quiromasajista sobre los tejidos bloquea los estímulos nociceptivos, logrando un efecto anestesiante sobre las terminaciones nerviosas y disminuyendo la percepción dolorosa. El quiromasajista personaliza el masaje para cada usuario, ajustando la presión en cada zona según las sensaciones de la persona y el propósito de la maniobra. La periodicidad de las sesiones también se determina y varía según convenga.
La experiencia del masaje: un tiempo de calma
Más allá de los efectos del masaje sobre el organismo, otro efecto beneficioso de esta práctica es su impacto sobre las emociones y los sentimientos de la persona aquejada de dolor crónico.
El masaje alivia los sentimientos de depresión y fatiga vital del usuario. Se siente cuidado y comprendido por las manos del quiromasajista. En muchas ocasiones, estas personas no encuentran la respuesta en los tratamientos convencionales que intentan mitigar los síntomas por separado cuestionando la implicación de las emociones. El profesional del masaje cree en las terapias manuales y naturales y las aplica buscando la sinergia entre el cuerpo, la mente y el espíritu para devolver el equilibrio al organismo.
El ambiente tranquilo, la música o el empleo de aceites esenciales con reconocidas propiedades sanadoras logran un alivio psicológico que aporta un mayor bienestar. Cuidar sin cuestionar, aliviar las consecuencias aún sin conocer las causas y saber ver a la persona más allá de su dolor es un beneficio de la visión holística del ser humano que el doliente agradece.