La gente ha disfrutado de la terapia de sauna durante años, principalmente para relajarse en un entorno libre de estrés. De hecho, tomar una sauna tiene múltiples beneficios, incluyendo mejora de la circulación y eliminación de toxinas, entre otras.
Pero para tomar una sauna hay que tener en cuenta una serie de cuestiones, no solo para disfrutar de sus beneficios, sino sobre todo para tomarla de forma segura.
Índice
Tomar una sauna correctamente: cuestiones previas
Lo primero que se necesita es disponer por lo menos de dos horas de tiempo. Tomar una sauna con prisas es echarla a perder, ya que de ella no solo pueden aprovecharse sus posibilidades sudoríficas, sino también sus beneficios para la mente.
Además, es preferible tomarla en la primera mitad del día, para poder adaptarse mejor a las variaciones fisiológicas diarias de la temperatura corporal. Si esto no fuera posible, también podrá tomarse por la tarde, aunque no conviene terminar después de las ocho de la noche.
Esto se debe a que, aunque la sauna ejerce un efecto favorecedor del sueño, tanto en duración como en profundidad, si se toma demasiado tarde, puede ejercer un efecto contrario y producirnos un insomnio innecesario.
Por otra parte, es muy importante evitar tomar una sauna mientras se está haciendo la digestión, ya que el organismo necesita una gran cantidad de sangre para realizar sus funciones, y el calor de la sauna desvía grandes cantidades de sangre del interior del cuerpo hacia su superficie, quedando el intestino con una menor cantidad de sangre.
Otra cuestión que hay que considerar se refiere líquidos en las pausas, o todavía mejor, al finalizar la sauna. Las bebidas que puede se puede tomar incluyen agua mineral, zumos de frutas, caldo vegetal, infusiones, malta, etc. Lo que nunca se debe tomar es café, ni tampoco bebidas alcohólicas.
Ten en cuenta que para entrar en la sauna necesitas un par de zapatillas de baño, una pastilla de jabón o champú, un par de toallas y un albornoz.
Pautas para tomar una sauna correctamente
Lo primero a realizar antes de entrar en la sauna, es tomar una ducha con agua caliente y jabón, no solo para limpiar la superficie de nuestro cuerpo, sino también para activar previamente la circulación sanguínea. Nunca debe tomarse una sauna con el cuerpo frío, ni tampoco con los pies fríos.
Después hay que secarse bien para no entrar en la sauna con el cuerpo húmedo. Si al entrar en la sauna se siente una fuerte sensación de frío, los vasos sanguíneos tardan en reaccionar correctamente y puede producirse una desagradable subida de la presión sanguínea.
Deja las zapatillas de baño a la puerta de la sauna y entra. Si es la primera vez es preferible al principio sentarse en el primer banco, es decir, en el más bajo y, luego se puede subir a un banco superior y tumbarse o recostarse en las plataformas inclinadas móviles, que tienen muchas saunas para que todo el cuerpo se encuentre a una misma temperatura.
El tiempo de permanencia en la primera entrada en la sauna, será de ocho a doce minutos. En cualquier caso, es recomendable no superar el cuarto de hora.
Antes de salir es conveniente incorporarse y permanecer en posición de sentado un par de minutos para que la situación hemodinámica del aparato circulatorio pueda adaptarse mejor a la posición erecta.
Una vez se han pasado los ocho-doce minutos en el interior hay que salir de la sauna y someterse a la fase de refrescamiento o enfriamiento. Como de lo que se trata es de entrenar los vasos
sanguíneos, hay que utilizar los estímulos térmicos de forma progresiva.
De un menor a un mayor estímulo térmico frío, se pueden clasificar los procedimientos de la fase de refrescamiento de la siguiente forma:
- Paseo al aire libre haciendo respiraciones profundas, con el cuerpo totalmente desnudo, durante unos minutos. Es el estímulo de menor intensidad.
- Chorro de agua fresca o fría, pero a muy poca presión, descolgando la ducha teléfono y dirigiendo el chorro con una mano, mientras con la otra vamos se fricciona la parte del cuerpo sobre la que cae el chorro. Se empieza por los pies y se va ascendiendo hasta terminar por la espalda, que es la parte del cuerpo más sensible a los estímulos térmicos.
- Un estímulo térmico frío más intenso lo constituye la ducha fría con el agua a cierta presión. Sin descolgarla hay que meterse directamente debajo y friccionar el cuerpo con ambas manos.
- Finalmente, la aplicación más intensa la constituye el baño directo en agua fría. El efecto vasoconstrictor del agua fría sobre los vasos sanguíneos de la piel, produce un gran paso de sangre de la piel hacia el interior del organismo. Efecto que se ve reforzado por la presión hidrostática a que es sometido el cuerpo en el interior del agua. Por todo ello, este procedimiento se evitará en sujetos con insuficiencia circulatoria, cardíaca y en hipertensos.
Esta fase de refrescamiento debe ir acompañada de cierto tiempo de reposo o descanso de varios minutos. No conviene meterse en seguida en la sauna después de la ducha o el baño con agua fría.
Hay que secarse bien y cubrirse con el albornoz y, si es necesario, echarse en una hamaca o tumbona, tras lo cual se puede volver a entrar en la sauna.
De todas formas hay que tener en cuenta que es con la primera sudación, donde se eliminan la mayor parte de las toxinas. Lo que sí resulta desaconsejable es tomar más de tres saunas seguidas.
Siempre al terminar la última sauna deberemos hacer, tras la fase de refrescamiento, hay que hacer un descanso de larga duración (de media hora a una hora) y evitar todo tipo de ejercicio físico intenso tras la sauna, pues el sistema nervioso vegetativo no está preparado para ello.