El envejecimiento de la población, sumado al hecho de que cada vez se alarga más la esperanza de vida, hace que sea necesario buscar métodos que mejoren la calidad de vida de nuestros mayores.
El quiromasaje puede jugar un papel importante en este aspecto, y no solo porque ayuda a aliviar dolores físicos, sino que también ofrece un refugio emocional que potencia el bienestar general de las personas. Aplicado con técnicas específicas adaptadas a las necesidades del cuerpo envejecido, es una herramienta interesante en la gerontología.
Pero, ¿cómo actúa exactamente el quiromasaje en este contexto y qué beneficios concretos ofrece a la población geriátrica? Te lo explicamos a continuación.
Índice
Beneficios del quiromasaje en gerontología
El quiromasaje en gerontología no es solo una técnica de alivio del dolor o una forma de relajación para nuestros mayores, sino que ofrece la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas mayores. De hecho, puede ser un componente esencial del cuidado integral de la salud en la tercera edad. A través de técnicas especializadas y adaptadas, este tipo de masaje aborda tanto las necesidades físicas como emocionales de los ancianos, promoviendo su bienestar y autonomía.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la formación en quiromasaje gerontológico es clave para asegurar que los profesionales están adecuadamente preparados para ofrecer estos servicios con la mayor eficacia y sensibilidad.
El quiromasaje ofrece numerosos beneficios que son especialmente significativos en la población geriátrica. Estos son los más relevantes:
Alivio del dolor
Una de las aplicaciones más valoradas del quiromasaje en gerontología es su capacidad para mitigar el dolor. Los ancianos, quienes frecuentemente sufren de condiciones como artritis, osteoporosis o dolores musculares generales, encuentran en estas técnicas un alivio notable.
Esto se debe a que el masaje mejora la circulación sanguínea y ayuda a reducir la inflamación, lo cual es fundamental para disminuir la percepción del dolor.
Mejora de la movilidad
Otro aspecto relevante es la mejora de la movilidad. Con la edad, las articulaciones se vuelven menos flexibles y el rango de movimiento puede verse limitado. El quiromasaje ayuda a mantener la flexibilidad de los tejidos.
Esto permite a los mayores moverse con mayor facilidad y menos restricciones. Esto no solo contribuye a una mejor calidad de vida, sino que también aumenta la independencia de los ancianos.
Reducción del estrés y mejora emocional
El impacto emocional del quiromasaje no es menos importante. Esta técnica ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, proporcionando una sensación de calma y bienestar. En muchos casos, el contacto humano regular a través del masaje puede combatir la soledad y el aislamiento, problemas comunes en esta etapa de la vida.
Además, estimula la liberación de endorfinas, conocidas como las ‘hormonas de la felicidad’, que mejoran el estado de ánimo y promueven un bienestar general.
Técnicas de quiromasaje aplicadas a la gerontología
El quiromasaje en el ámbito gerontológico requiere una adaptación cuidadosa de las técnicas para adecuarse a las condiciones particulares de los mayores. En este sentido, las técnicas de quiromasaje gerontológico están diseñadas para ser suaves y efectivas, evitando presiones excesivas que puedan causar incomodidad o daño.
Se utilizan maniobras como el amasamiento suave, las percusiones ligeras y las fricciones que ayudan a mejorar la circulación y a relajar los músculos tensos. Además, se presta especial atención a áreas propensas a sufrir dolores crónicos, como la espalda baja, las rodillas y los hombros.
En cualquier caso, al trabajar con ancianos, hay que considerar la presencia de condiciones médicas como la osteoporosis, que hace que los huesos sean más frágiles. Por eso, el quiromasajista debe estar informado sobre el historial médico del paciente y adaptar las técnicas para evitar cualquier riesgo de lesión. Además, la comunicación constante durante la sesión asegura que el masaje se ajuste al nivel de confort del paciente, respetando siempre sus límites y preferencias.
Estas prácticas no solo aseguran la seguridad de los mayores, sino que también maximizan los beneficios del masaje, haciendo de cada sesión una experiencia personalizada y beneficiosa.